Santa Marta Alasable: el colibrí que guarda el brillo de la Sierra
MP
Entre las nubes perpetuas y los bosques nublados de la Sierra Nevada de Santa Marta, habita un pequeño guardián de las alturas: el Santa Marta Alasable (Campylopterus phainopeplus). Con su plumaje iridiscente y su vuelo vibrante, este colibrí es uno de los símbolos más bellos y frágiles de la biodiversidad colombiana.
Endémico de la Sierra —es decir, que no existe en ningún otro lugar del planeta—, el Santa Marta Alasable es una joya biológica de las montañas caribeñas. Pertenece a la familia Trochilidae, y su aspecto es inconfundible: un cuerpo de tonos verde esmeralda con reflejos azulados, alas relativamente grandes y una cola ahorquillada que brilla cuando el sol toca sus plumas. Según el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt (2023), esta especie se distribuye entre los 900 y 2.400 metros sobre el nivel del mar, en zonas de bosque húmedo montano, donde cumple un papel esencial como polinizador.
Los colibríes como el Santa Marta Alasable son verdaderos ingenieros de los ecosistemas. Su vuelo suspendido les permite acceder al néctar de flores que otros animales no alcanzan, asegurando así la reproducción de plantas nativas y manteniendo el equilibrio ecológico. Un estudio del Cornell Lab of Ornithology (2022) destaca que los colibríes de alta montaña, como esta especie, pueden visitar hasta 1.500 flores al día, dispersando polen a lo largo de varios kilómetros.
Pero la belleza de este colibrí también está en riesgo. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) lo clasifica como “Casi Amenazado (NT)”, debido a la pérdida de hábitat causada por la deforestación, los incendios y la expansión agrícola en la Sierra Nevada. Cada hectárea de bosque perdida no solo significa menos flores para su alimento, sino también la desaparición de microclimas esenciales para su supervivencia.
Aun así, el Santa Marta Alasable sigue siendo un emblema de resiliencia. Su presencia en los relictos de bosque es una señal de que la naturaleza, cuando se le da oportunidad, sigue encontrando formas de florecer.
En la Fundación Somos Topocoro, creemos que conservar especies como el Santa Marta Alasable es una forma de proteger la identidad ecológica de Colombia. Nuestros proyectos de reforestación con especies nativas, restauración de cuencas y educación ambiental buscan precisamente eso: devolverle al territorio las condiciones que permiten que aves como este colibrí sigan polinizando, cantando y recordándonos que la vida depende de los pequeños gestos.
Cada árbol que sembramos es una flor futura para un colibrí;
cada acción por el territorio, una chispa más de ese brillo que hace única a la Sierra.
📚 Fuentes consultadas
Instituto Humboldt (2023). Atlas de Biodiversidad de Colombia. Bogotá, D.C.
Cornell Lab of Ornithology (2022). Neotropical Hummingbirds Database. Ithaca, NY.
BirdLife International (2023). Campylopterus phainopeplus – Species Factsheet.
UICN Red List (2023). Campylopterus phainopeplus Assessment.
ProAves Colombia (2022). Aves endémicas de la Sierra Nevada de Santa Marta.
